La Guardia Civil considera que la madre que mató a su hijo de 7 años tenía actitud «fría» y «anormal»
La Guardia Civil ha acusado a la mujer que mató en Almería a su hijo de sólo siete años tenía una actitud «fría» y «anormal» en el momento en el que declaró en sede policial el día después de haber asesinado al pequeño. Según ha declarado la agente que instruyó el atestado tras la detención de Ana María B.L., la madre pudo recordar todo lo sucedido y explicó cómo dio muerte al menor, en octubre de 2019.
«Su actitud no era normal, no era la de una madre que hubiera perdido a su hijo en ese momento», ha apuntado la agente a preguntas de la Fiscalía, ante la que ha sostenido que su declaración se mostró «coherente». «Estaba tranquila, no mostraba ansiedad», ha corroborado el secretario instructor del atestado tras detallar incluso que rechazó tomarse un ansiolítico y se adelantó a la lectura de derechos para pedir llamar a su padre.
Según pudo observar la agente instructora de las diligencias, la mujer era consciente de las preguntas que se le hacían ya que respondió a aquellas cuestiones a las que quiso contestar, con lo que incluso relató cómo mató al menor en el dormitorio con el cordón de un albornoz que posteriormente se llevó consigo, si bien en la sesión de este lunes la acusada se mostró incapaz de recordar todo lo ocurrido hasta el momento de su detención.
La agente ha indicado que Ana María B.L., que se enfrenta a una petición de prisión permanente revisable por un delito de asesinato, dijo durante el tiempo en el que estuvo bajo arresto que «estaba agobiada esos días porque le quitaran a su hijo», cuya custodia se acababa de disputar con el padre mediante un juicio de revisión de medidas, pero «no dio ningún motivo por el que había matado al niño». «Decía que no sabía por qué lo había hecho», ha apostillado.
En este sentido, ha asegurado que sus palabras eran «coherentes» y si hubieran visto que tenía «mermadas» sus capacidades no se le habría tomado declaración en ese momento, toda vez que ha justificado que la detenida fue explorada en el centro hospitalario de alta resolución de El Toyo porque tenía heridas en la cara «compatibles con arañazos», pero no porque se encontrara alterada en algún modo.
La agente ha indicado que ella también participó en la exploración de la vivienda de la acusada, en Huércal de Almería, donde la mujer llegó a manifestar que «quería ver al niño». «Tenía mucha insistencia en ver a su hijo, eso no tenía mucho sentido», ha apuntado como única referencia a si durante todo el periodo de detención llegó a decir algo incoherente.
Los investigadores encontraron una vivienda «desordenada» en la que había «muchos enseres». Según han explicado, la acusada colaboró en la reconstrucción de los hechos y explicó cómo había sucedido todo en la habitación, donde aún había unas sábanas «húmedas» que desprendían «un fuerte olor a pis». En otra estancia de la casa se encontraron otras sábanas también mojadas y apiladas.
Durante la investigación se logró contactar además con una vecina que, en la mañana de los hechos, vio a Ana María B.L. con su hijo, al que había vestido, como si lo llevara «dormido» y a quien le pidió ayuda para sacar las llaves del bolsillo y meterlo en el coche, sobre las 10,00 horas. «Le pareció raro que no se despertara con la brusquedad de los movimientos, pero no le dio más importancia».
El atestado recoge, según han referidos los agentes, como tras su llegada a la vivienda de la expareja de su padre en las Norias de Daza en El Ejido, en la que trató de meter el coche en el garaje, la mujer se habría dirigido a un salón de juegos donde encontró a un conocido a quien subió en la parte de atrás del coche hasta que se vio acorralada por los agentes. Fue entonces cuando el hombre abandonó el coche y ella «echó los pestillos».
Los agentes tuvieron que romper una ventanilla con la defensa reglamentaria para comprobar que el menor había fallecido, momento en el que se produjo la detención de la sospechosa quien, según han observado, mostró interés por la mochila que llevaba, en la que se encontraba el cordón empleado así como unos 1.400 euros en efectivo.
Seis denuncias previas
Durante la sesión, los agentes han detallado que recopilaron hasta seis denuncias interpuestas por el padre desde junio de 2019 hasta el momento de los hechos por faltas reiteradas a clase desde el mes de mayo así como a principios de curso siguiente.
En este sentido, han aludido a un informe elaborado el 4 de octubre por la Delegación Territorial de Educación de Almería para señalar que las faltas a clase del menor coincidían con las temporadas que ella estaba a cargo del pequeño, de quien denotaron un «cambio de conducta».
Así, el menor habría referido que los días que no iba al colegio era porque «su madre no lo había levantado o no lo había querido llevar» cuando, según ella, era porque el menor se encontraba enfermo esos días. Desde el centro escolar se había iniciado ya un protocolo por absentismo escolar y se llegó a convocar a la madre a una tutoría para abordar este asunto.
Los agentes también recogen entre las denuncias incorporadas a su informe un «incidente» que se dio en Alcolea durante el verano, cuando la acusada se personó en la casa de sus exsuegros para «entrar a la fuerza» y manifestar que quería retomar la relación con el padre. En una denuncia posterior, ya en octubre, se relata que la abuela recibió una llamada del niño porque su madre «quería meterlo a la fuerza en el coche».
El secretario ha detallado que las denuncias que se interpusieron a partir del 23 de septiembre –17 días antes del crimen– tenían relación con las peticiones de auxilio, con audios de apenas cuatro segundos, que efectuaba el menor cuando se encontraba con su madre. «Se escuchaba al niño con voz baja que requería a la abuela, le refería que su madre le pegaba. En el segundo se percibía la voz del niño angustiado y llorando, y requería que fuera su padre a por él», ha indicado.
La última de las denuncias que el padre del menor presentó tuvo lugar el 7 de octubre, unos tres días después de la vista oral por la custodia del niño, cuando la mujer remitió 185 mensajes de Whatsapp a su expareja pidiéndole volver con él en un intervalo de cinco horas y 50 minutos, a los que el hombre no contestó.
La sesión continuará este miércoles con la declaración de los testigos así como del padre del menor y sus abuelos, quienes han acudido diariamente al Palacio de Justicia de Almería.
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